miércoles, 15 de diciembre de 2010

Navidad

Raquel todas las Navidades le pedía a sus familiares que compraran un regalito, para luego ella llevarlos a los niños con cáncer del hospital. A sus hijos les pedía un juguete que fuera de sus favoritos. "La vida es un búmeran", dice Raquel, con la voz quebrada. "Ahora tengo a mi hijo en este hospital". Y el chico recibía sus regalos navideños ese día.

"Doctor, dígame si me voy a morir, porque si es así prefiero morirme ahora y no tres meses después y dejar a mis padres en la calle", fueron las palabras de su hijo Nicolás, cuando se enteró de su enfermedad. En Chile, los tratamientos de cáncer para una familia como la de Raquel implican que venda su casa para pagarlo, decirle que no a sus otros hijos para estudiar, o comprarse ropa. "Esta fiesta me recuerda lo doloroso que ha sido para todos la enfermedad de mi hijo; él ha hecho un esfuerzo sobrehumano por recuperarse", explica Raquel. Sus ojos se turbian. Ella tuvo que soportar que no la quisieran llevar en taxi porque el chico usaba tapaboca, y solía ser blanco de las miradas esquivas a su alrededor. 

Nicolás nos sonríe y nos convida con pizza. Nos cede el asiento como un caballero, y se va a jugar fútbol, como cualquier chico de su edad, contento porque se acerca una Navidad más.

El cáncer no es contagioso, es muy difícil de sobrellevar. A pesar de eso, el 70% de los niños se recuperan.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Sabiduría

Valentina sonríe y recibe sus regalos en el día del niño. Come torta, abraza a su mamá y observa a los asistentes con su cara amable. Ella y los demás niños del Hospital Sótero del Río (Santiago, Chile) padecen de cáncer. Me llamó la atención su mirada sabia, su alegría con una pincelada taciturna, su risa al igual que los otros niños del lugar. Me acerqué a ella y empezamos a conversar. Tiene una hermana, va a la escuela y sus notas son muy buenas, según lo que me dijo.
-Vale, ¿qué te gustaría ser de grande?
-No lo sé, sólo sé que me va a ir bien en el colegio, y después pensaré - responde con calma.
-Bien pensado - le dije. 
Antes de que me dejara continuar, agregó:
-Sé que quiero ser feliz y tener hijos. - Sonríe.- ¿Y tú?
-También linda. ¿Tienes amigos?
-¡Sí! Tengo algunos de la escuela, pero ya no los puedo ver seguido ahora porque no puedo salir como antes (la niña estaba en una recaída y sus tratamientos eran más intensivos). Aunque acá tengo muy buenos amigos.

Me cautivaba que usara las palabras justas, sin lucirse, sin manifestar ningún capricho infantil. Cuando me despedí, me abrazó y cerró los ojos. Se quedó un rato así, como viviendo cada segundo de ese momento.  Ahora creí entender su mirada sabia: Valentina había aprendido a disfrutar de las cosas simples de la vida,  viviendo momentos únicos, porque sabía que su juego tal vez terminaría antes de lo pensado.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Lenguaje

Lenguaje. Una palabra perfecta que construye mundos únicos.
El lenguaje revela personas, revela historias.
Porque somos seres históricos que construimos basados en lo que hemos vivido.
Cada palabra es única en cada persona. El juego es divertido. Nos desnuda el alma. Nos construye.
El lenguaje es intenso. Revela vida, sentimiento, experiencia, compromiso.
El lenguaje nos habla acerca de la persona que lo elabora, nos muestra su identidad.
El lenguaje revela pasado, habla del presente y construye el futuro.
Deseo, negación, construcción, vida, sufrimiento. Frío y caliente. El lenguaje es nuestra huella.
Es intención, es amor. Amor más allá de todo.
¿Qué pasaría si todos escucháramos?

martes, 5 de octubre de 2010

La vuelta


El Estadio Centenario, donde se jugó el primer mundial de fútbol.

Sensaciones encontradas

Me preguntaba qué tantas cosas habían cambiado cuando iba en el avión. Estaba ansiosa. Las imágenes acudían a mi mente: los asados, las mateadas, las reuniones donde todos gritábamos y nos reíamos mucho, el viento y el verde llano, las salidas, los bailes, la vida pueblerina. Más ansias. ¿Qué habría cambiado?
-"Descendemos al Aeropuerto Internacional de Carrasco" - dijo una voz en el avión.
Divisé la Torre de Antel, el puerto de Montevideo, y el Estadio Centenario. "Sí! allí se jugó el primer Mundial de fútbol", pensé.
Uruguay me recibió a lo uruguayo. Respiré aire húmedo, denso para mis pulmones. ¡Mis hermanas estaban allí! La tranquilidad, los ómnibus lentos, la gente tomando mate en la calle, sin apuro y riéndose... fue un abrazo de bienvenida. Adoré la rambla de Pocitos, matear como lo hacíamos antes, y me deleité distraída contemplando chicos altos y simpáticos, caraduras que le gritaban a las mujeres en la calle, cero caballerosos, claro. ;) No faltó la tormenta que apresurada nos bañó en diez minutos e hizo un escándalo en el cielo y la tierra. Y saborée un chivito y licores caseros entre charlas fraternales, mientras me aprontaba para salir con mis amigos de la facultad.


Una de las calles centrales de San José de Mayo.
En San José todo estaba igualito. Tranquilo. Asado, más mate, bizcochos y baile. Mi cama, mi cuarto, mi osito Flash de la infancia, mi alhajero preferido. Las conversaciones con mis familia y mis amigos, mi vecina Beba esperándome con cosas ricas para conversar, el baile, las mismas caras. Y la lluvia y el viento fresco, los árboles, la pradera llana. Por un momento sentí que no me había ido. "¿Cómo estás Xime?", y ahí teníamos una charla de unos minutos con conocidos. La amabilidad de la gente que atiende en los comercios, los saludos en la calle y el acento "shh" típico uruguayo me hizo sentir en mi país de nuevo. "Acá te esperamos siempre", era el mensaje que percibía en cada gesto, mirada, sonrisa y ritmo del país. Todo estaba igual. Sentía que para mí habían pasado varios años... pero en el paisito del mate y la pradera verde el reloj no tenía apuro. Noté que mis amigas ya tenían sus vidas planeadas:  trabajos, novios y tal vez comprometerse y casarse allí. Yo no sabía que iba a hacer el año que viene, ni dónde estaría. Reaccioné que no estaba de vuelta, sino sólo de ida... y por unos días. Me sentí bien uruguaya, pero tenía amigos nuevos de otras partes del mundo, me inquietaban otros temas. Fui más consciente de que Uruguay es una aldea, una aldea hermosa y encantadora. Pero yo ahora era una ciudadana del mundo, te entendí de nuevo querida Bárbara. No sabía donde quería estar. Sólo que quería vivir cada momento de mi vida y hacer algo para que este mundo sea un lugar mejor. Y dejar que la vida me sorprenda.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Encanto de la naturaleza

Cuando estaba en Punta de Choros pensé que la madre naturaleza, aburrida un día de tanto urbanismo, ofreció su inspiración a unos pocos que la pudieran aprovechar. Desierto, arena, y algunos cactus se animaban a mostrarse al costado del camino sinuoso. Simplemente hermoso. Sus paisajes mansos, con la vegetación justa que le daba una belleza apenas verde al lugar nortino, una verdadera reserva de la naturaleza.

El mar sin horizonte nos esperaba. Intenso, arrullaba todo el tiempo constante, y golpeaba el pie de las rocas montañosas acompasado con su viento andino. Los caracoles se mecían en la orilla y llegaban formando una alfombra hasta el camping. Caracoles blancos, violetas, anaranjados y marrones a rayas. La naturaleza artista dejó su inspiración en esos caracoles de ese rincón recóndito.


La Isla de Choros nos ofrecía su encanto de lejos. Las especies de aves anidaban sus huevos, las estrellas de mar reposaban en las rocas, y el mar también arrullaba, manso, sin apuro. Nos deleitamos con los pingüinos que indecisos, nos miraban y aleteaban como cuestionándose si nos harían la gracia que tanto esperábamos: tirarse al agua. Esos pingüinos fieles que sólo tenían una pareja insustituible, y si ella se moría, ellos probablemente morirían de tristeza. 
Y estaba también la Isla de Damas, con su encanto de arena blanca y aguas turquesas. La isla como Dama única, te mostraba una inhabitabilidad acogedora, con una montaña rocosa que se reservaba para ella quien sabe qué bellezas ocultas.


El pueblito era tranquilo. El sonido del mar  lo llenaba todo, junto con algunos pájaros y algunos transeúntes hablando. La noche era deliciosa, con un frescor marino y una luna llena, que rematamos con una caminata del camping hasta el pueblo, sin sonidos, acompañados por el viento andino.

El día antes de irnos, un pescador nos tenía una sorpresa: veríamos unos fósiles de un dinosaurio entre las rocas cerca del mar. Allí estaba, la columna como cuencos perfectos con agujeros. El agua cansina acariciaba las rocas una y otra vez, y pasaba por una mini cueva formada por otras rocas. Allí nos sentamos. Me dediqué a escuchar el sonido del mar cansino y constante. Ese sonido relajante, que cautiva a los aventureros, que relaja a los urbanitas estresados, mece el ánimo. Esas olas perfectas, de espumas burbujeantes que una y otra vez parecían pedirle a las rocas que las dejaran seguir su camino. Una jaiba roja y brillante se escondía en una roca y allí quedaba en un cuadro natural perfecto, entre verdes, grises y azules naturales.



Punta de Choros, que solo muestras tus encantos a quien ose observarte bien. Sé que siempre nos esperarás con tu mar arrullador, con ese aroma a sal intenso y tus cabañas de pescadores humildes. Con tus noches estrelladas y llenas de caracoles de tu naturaleza artista inspirada. Con tus dunas apenas floridas, como dándole un toque de vida a las piedras y arena árida. Algún día volveré a instalar mi carpa allí, a caminar por tus caminos de piedras y caracoles, a dormir en tu playa bien guardada y ventosa, natural, simplemente bella.

(Fotos: Gentileza de Mauricio Simonin).

sábado, 28 de agosto de 2010

Seis meses sin Tomi

Hace seis meses, un 27 de febrero a Marta le cambió la vida. Recuerdo esa noche apacible de mayo, en un fogón entre jóvenes, las lágrimas volvían a surcar sus mejillas recordando lo que pasó. Ese 27 de febrero sus vecinos salieron corriendo a refugiarse en el cerro, en la punta de los árboles, en donde sea, rezando para que el agua enfurecida del tsunami se llevara lo menos posible de sus vidas. Ella tenía en sus brazos a su hijo de dos años, Tomi. Corrió al primer árbol que pudo, el agua estaba cerca, pero su marido estaba lejos. Rápido, no había tiempo. Se llevó a su Tomi a la punta del árbol para probar suerte y bajar luego de toda esa pesadilla a reencontrarse con su marido, felices como siempre. “¡¡Mamá, mamá!!”, gritaba Tomi, asiéndose con sus manitas a su buzo, “vas a estar bien hijo”, le contestaba ella, y lo agarró con todas sus fuerzas.

"¡¡Mami sujétame!!" La ola ya estaba enfrente a sus narices, ella lloraba y rogaba para que la pesadilla pasara rápido. Su niño lloraba, pataleaba desesperado, "¡Tomi mamá está aquí, mamá está contigo siempre!" Ella sólo pensaba en ellos tres sentados en la mesa como todos los domingos, riendo y retando al niño para que coma toda la comida.
Una fuerza atroz los calló a los dos de repente. El cielo se inundó de agua. Ya no se escuchaba nada, la ola seguía avasallante. Tomi se le resbalaba, la fuerza del agua era incontrolable, "Tomiiiiiiiii", ella hizo su último esfuerzo humano para retenerlo en este mundo... “Mamiiiiiiiiiiii noooooooooooo”.

La ola se lo arrancó de los brazos. Marta vio de nuevo el cielo, pero no a su Tomi. Sus gritos se acallaron, desapareció del horizonte. Ella buceó en el agua, gritando el nombre de su hijo desesperada. Volvió a la tierra, esperanzada de que Tomi se hubiera asido a alguna rama en el camino, pero el agua no perdonó. Su ser de madre que no se perdonaba no haber podido proteger a su Tomi.

No he visto más a Marta, tampoco supe más de ella. Pero hoy me acuerdo especialmente de ella y de los que sufrieron las consecuencias del terremoto y posterior tsunami del 27 de febrero de 2010 en el pueblo de Constitución. Hoy, en memoria de los que no sobrevivieron ese día, les dedico estas palabras, y rezo para que sigan con ese empeño que tenían para salir adelante, cuando los conocimos en esa construcción de mayo.

lunes, 16 de agosto de 2010

Camino

-¿Y qué planes tienes para el año que viene? – me pregunta mi amigo mexicano.

-No sé – le contesté indecisa.- Me gustaría quedarme un año más, pero no sé.

El sonrió. Ahora casi que formaba parte del “club de los quedados” (le decimos a los que extendemos nuestro intercambio en Chile).

-El año pasado cuando me preguntaban yo también decía que venía por un año, no más. – me dijo.

Lo tomé del brazo y seguimos caminando. Sentí que ya sabía que me quedaría, pero algo en mí me decía que no era mi lugar. Extrañaba a mi familia, a mis amigos de Uruguay, mi cultura… pero no estaba segura de querer volver tan pronto. Me hice de amigos nuevos acá que son casi una familia. Qué se yo, no sabía ni a quién extrañar, ni dónde quería estar.

-¿Y vos, te quedás el año que viene también? – le pregunté.

-Ya no puedo decir que sí ni que no.

Lo entendía. Yo tampoco. Seguimos caminando. Sentí que no era tan fácil predecir la vida ahora, como lo parecía antes. Pero me gustó el desafío de caminar mi camino por mi rumbo y a mi tiempo.

sábado, 7 de agosto de 2010

Los uruguayitos

Somos un país pequeño, lo sabemos todos los uruguayos. Pero no nos imaginamos bien cómo nos ven de afuera. En conversaciones con los extranjeros he podido apreciar un poco la imagen que proyectamos hacia afuera:

-"Los uruguayitos", e inspiramos una sonrisa de simpatía en quien lo dice. Traaaanqui, relajados con nuestro mate, como si nos hubieran quitado el acelerador que impone la modernidad. 
-Boludos. Cero stress, o al menos no existe el sentido de urgencia que sí existe en otros países más grandes. Si no terminás algo hoy, tranqui que mañana hay tiempo. El mundo no se va a parar.
-La gente es amable, simpática y conversadora. Todos somos "doctores", y le comemos la oreja a esa persona que nos presta atención aunque no la conozcamos. Es normal que el cuidacoche, el taxista y el quiosquero nos den una perorata de política y sociedad.
-Somos acogedores y cálidos. Buena onda, siempre tratamos bien al extranjero. Serviciales.
-Avivados, malpensados. Bromeamos hasta el punto de que a veces caemos pesados. Gente lista que trata de sacar ventaja, como si fuera una travesura. La costumbre es conocida como viveza criolla".
-Atrevidos. Decimos las cosas de frente, los chicos les gritan a las chicas en la calle, más "lanzados" en un baile.
-Carne, carne, carne y más carne. Carnívoros, con poca variedad gastronómica, pero muy buena carne. Un mexicano me dijo que salimos al campo a pescar vacas.
-Acento lindo. Somos los únicos de latinoamérica, junto con los argentinos, que pronunciamos la "y" y la "ll" con sonido "sh". Suena original y simpático.

Tú, extranjero o uruguayo, ¿qué imagen tienes del paisito?

lunes, 26 de julio de 2010

Domingo único


Hoy por primera vez subí al cerro Santa Lucía de día, vimos el Castillo Hidalgo, caminamos por los senderos, tomamos mate y tuvimos conversaciones divertidas.
Hoy por primera vez tomé mate y mote (con huesillos) a la vez.
Hoy por primera vez comí pastel de jaivas, hablando de Colombia y Uruguay.
También visité el Parque Forestal y aprecié sus bellas esculturas.
Me puse los aritos que me regaló Tami, cuidando de no perderlos, y dejé que Jorge usara mi boina casi toda la tarde, antes de despedirlo.
Hoy por primera vez contemplé la montaña nevada de Santiago desde lo alto, y disfruté mucho la vista.
Por primera vez caminé con dos amigos colombianos y una griega casi sin rumbo, por varias zonas de la capital chilena que no conocía. Y nos pusimos a jugar como niños en la zona de ventilación del metro.
Hoy fui a un restaurante colombiano, comimos arepas y probé el jugo de tomate de árbol, cosa que nunca había hecho antes.
Hoy no pensé en mañana, salvo en la noche cuando llegué a casa.
Me voy a dormir contenta, buscando qué otras cosas puedo hacer por primera vez para vivir días únicos.
Castillo Hidalgo, Cerro Sta. Lucía.

martes, 20 de julio de 2010

Aprendizajes del camino


En estos seis meses de viaje he aprendido algunas cosas:

Aprendí lo efímera que es la vida con el terremoto que vivimos,
lo pasajeras que son las amistades, lo vital que es la familia.
Aprendí que uno ve las cosas de color azul, y en el país nuevo se ven de color rojo.
Pero la nueva visión en ti luego es violeta,
y se integrará en tu vida sin marcha atrás.

Aprendí que ahora tu vida cabe en una maleta. La armas y te vas.
Tu paso en un lugar puede ser perfectamente olvidado en este devenir constante de gente que llega, de amigos que se van. 
Y que ese devenir ahora es tu rutina.
Sólo se te recordará por las experiencias vividas con otras personas,  
por las vidas que hayas cambiado, por los amigos que preguntan por ti.


Aprendí que ahora veo las mismas cosas pero desde una perspectiva distinta.
Ahora mi vida anterior es como una vidriera,
donde yo sólo observo desde afuera
y soy parte de la vidriera de los otros.

Aprendí que nunca terminas de conocer a un país,
ni siquiera el mío que es chiquito y viví en él 24 años. 
Aprendí a amar la murga, el mate, las risas locas de la gente amable y la rambla.
Pero aprendí a querer a otra bandera con otra cultura, a los extranjeros,
porque ellos son mis ventanas humanas al mundo.

Aprendí que mis amigos ahora no son de acá, ni yo, 
y que todos terminaremos en otro lado probablemente, 
con la esperanza de que nuestros caminos se crucen en el futuro. 
Aprendí a querer mi viaje y a disfrutar mis experiencias,  
porque es un regalo maravilloso que me ha dado la vida.

sábado, 10 de julio de 2010

América Celeste

Los Uruguayos siempre fieles. Foto: Paz Sartori

Garra, pasión, alegrías, sorpresas. Qué lindo es ver cómo tu cuadro avanza así de sorpresa, pasito a pasito. Cuando nadie daba algo por Uruguay, cuando los favoritos se quedaron por el camino y la Celeste los pasó de atrás quedándose con el podio americano. Qué lindo se sentía cuando salí de la embajada después del partido contra Ghana envuelta en la bandera, la gente me saludaba, me tocaba bocina y gritaban "Vamooo Uruguayyy!" Podía ver el mar de gente enardecida en las calles de Montevideo, al grito de "Soooy Celesteeee", gritando para que los escucharan en todo el mundo. Qué lindo es ver que te llegan mensajes de toda latinoamérica alentando a tu paisito, que la pelea hasta el final. Qué lindo que ese grito nos una, y nos haga sentir amor por nuestro país. ¡Vamos Uruguay!

jueves, 1 de julio de 2010

Gol Celeste

Es extraño vivir esta fiebre fuera de tu país, cuando el paisito lleno de historia se acerca a la semifinal después de 40 largos años. Rodeados de hinchas de la roja (Chile), o de la verdeamarela (Brasil) y de camisetas de varios colores más, surge un amor incondicional hacia la Celeste. Una siente que tiene que decirle a todos que la Celeste va a ganar porque parece que nadie le presta atención. Se emociona al ver el sol en la bandera de la embajada, porque por un ratito uno vuelve a su país y vive la fiesta. Una grita gol rodeada de hinchas que se suben a las sillas, que ovacionan con garra y comparten la misma pasión por esa camiseta. Los comentarios de "cheeeee, booooo" y "para un poquiiiiito" que tanto se extrañan circulan entre mate y mate, acompañado de alguna puteada o comentario de doctor experto en fútbol. Una grita gol porque siente a sus amigos, a su familia, a sus compatriotas gritar al unísono, aunque estén lejos. Ese es el momento perfecto, el momento en que los corazones están unidos, compartiendo la hinchada, compartiendo la ilusión, compartiendo la pasión celeste.

PD.: Comparto un link en el que la pasión que compartimos es por otros goles celestes, mucho más importantes para el paisito. Uruguay más que fútbol

Fiebre mundialera

El mundo mira a Sudáfrica. Corazones latiendo, gritos emocionados, y no falta el rezo del que se vuelve creyente. Traspiran la camiseta (la camisa del trabajo en realidad), los ánimos vuelan por el cielo, y sus vidas se rigen por la pelota. El santo gol es causa de cualquier interrupción. La ley de productividad se mide por las piernas de los jugadores que se acercan al arco como alas de querubines y nos estresan con un "uffffff" o nos llevan al paraíso con un "gooooool". Dos jefes diagraman teorías  futbolísticas como buenos doctores. Y una amiga manda una cadena de unos jugadores guapísimos entre los que están Forlán y Lugano. Los árbitros son diablos, los entrenadores santos, y los punteros estrellas son dioses. Aprovechemos que los ánimos están en el paraíso... o en el infierno después de las pérdidas.

lunes, 21 de junio de 2010

Hinchadas

Mañana juega Chile contra Suiza. “Mañana vamos a comer chocolate suizo”, decía una mujer en la fila para pagar en el supermercado. “Que los suizos vayan haciendo sus relojitos para calcular cada cuantos minutos recibieron un gol”, me dice un chileno por facebook. Es la primera vez que vivo un mundial en un entorno de extranjeros, donde todos nos enfrentamos y circulan las bromas entre los diferentes países para ganarnos la simpatía de los colombianos y los centroamericanos que no participan en el mundial. ¿Dónde está ese sentimiento unificado de que la celeste era (sigue siendo) “lo más grande que hay”? Ahora estoy viviendo con una suiza, un chileno y un brasilero, con amigos mexicanos, argentinos, polacos, alemanes, colombianos ¡y hasta una griega! Donde nadie duda del éxito de la samba, pero no se esperaban la derrota de la cerveza ni mucho menos del flamenco. Mañana es relojes por pisco, y el martes ¡es mate por tacos! ¡Arriba la Celeste!

jueves, 3 de junio de 2010

El chileno sin piscola y con piscola


Caracterización espontánea de un grupo de extranjeros sobre el chileno promedio.

Con piscola y sin piscola, el chileno se transforma.

De día:
Respeto y juicio es la máxima chilena. De moral intachable, bien trajeado y arreglado. Hombres y mujeres de familia y de buen comportamiento. Un plato de sushi, así como un buen vino se disfrutan en todo momento, con música clásica y al medio día con el jefe es una opción "de clase".
Siempre con "harta pega" (mucho trabajo), el chileno es un tipo muy ocupado que si se queda horas extras y trabaja "al tiro" (rápido) es un empleado ejemplar. Mentalidad abierta, progreso y trabajo son sus metas.  Y por supuesto, es muy caballeroso, romántico y atento.

Pero de noche...
¡Uau, los efectos mágicos de la piscola*1 se hacen notar! Sale el cazador: "Grrr mujeres a la vista, allá voooyyy guachita dame un besoooo..." Chau reglas sociales, decile adiós a las buenas costumbres de familia. ¡Arriba Chile po weóoon! "Chi- chi- chi- le- le- le, viva Chile!!"*2
El chileno se emociona ante las primeras notas de su himno nacional: la cumbiancha romántica de Américo con sus hits "Quiero ser libre" y "Que levante la mano". No falta el completo con mucha palta (porque hay palta hasta en la sopa y el postre). Y el imperdible y fundamental terremoto, que aumenta las sensaciones mágicas de la piscola.


PD: Aclaro que es una caricatura realizada por unos diez extranjeros. Igual, se aceptan defensas.

*1- Piscola: bebida típica chilena compuesta de pisco y Coca Cola.
*2- Cántico de aliento chileno que se usa para vitorear al país .

Este es otro dibujo, donde se reflejan algunas características del chileno, sus gustos y pasiones.

lunes, 17 de mayo de 2010

El llanto de Morena

Una toma de la calle de la costanera de Constitución a dos meses del terremoto.

Morena contempla el fuego mientras nos habla. Su historia silencia a casi 200 personas. Su vida se había venido al piso junto con las edificaciones destruidas por el terremoto: sin su sobrino, sin su amigo, sin casa, sin trabajo. Morena sonreía amargamente cuando recordaba su vida antes del desastre. Un par de lágrimas surcaban sus mejillas y brillaban a la lumbre del fogón nocturno. Constitución era bien pintoresco, con sus casas de madera cerca de la costa y en el cerro, con pescadores y muelles de postal. La mayoría de las personas trabajaban en la fábrica del pueblo, mientras los chicos iban a la escuela y al liceo. Pero esa imagen sólo permanecía en el discurso de sus pobladores, y en la retina de Morena. Esa imagen de un pueblo sencillo, con gente trabajadora que era feliz, con jóvenes subiendo y bajando entre las casas del cerro. Ahora las escaleras están con escalones rotos, las casas destruidas y las montañas de escombros son parte del paisaje. Miedo. Morena baja la cabeza y sólo se siente el crepitar del fuego. ¿Qué será de Constitución y su gente cálida? ¿Qué será de esos niños que se quedaron sin padres y que ya no corretean felices? Qué será de esos abuelitos que perdieron sus casas, o los que aún se resisten a abandonarlas a pesar del peligro de caerse. Morena alza la mirada. Sabe que es parte de una generación azotada por un terremoto, como le toca a cinco por siglo. Su cara también nos dice que el terremoto no dejó pobres, sólo los evidenció ante nuestra vista. Evidenció la situación de América Latina, esa historia que fue mal escrita y que, como ojos tristes de injusticia, nos miran en la nuca y nos alientan a trabajar para reescribirla.

sábado, 8 de mayo de 2010

Conversa

La chica extranjera estaba en una cita con un chico chileno un poco pasado de copas.
-Es difícil salir con ustedes las extranjeras, no aceptan las reglas - le decía él.
-¿Qué reglas?
-Las reglas (cara de "es obvio").
-¿Ah sí?
-Sí, en las citas las mujer es la reina.
-Ajám.
-Debe dejar que el hombre la atienda en todo.
-Ah, entiendo... ¿y tú serías el esclavo?
-Nonononono, ¿cómo dices eso?
-Si tu me sirves y yo soy la reina, ¿tu no eres el esclavo?
-(¿?*#%)...

El chico se quedó pensando si debía reformular su teoría acerca de las citas.

sábado, 24 de abril de 2010

Recuerdos

Hoy me dio por extrañar a mi Uruguay. Es sábado de tarde y la música que escucho me recuerda cuando la cumbia canchera uruguaya empezaba a sonar en el salón de fiestas de al lado de casa. Esa música que anticipaba la noche de joda, que nos encontraríamos con mis amigas a tomar licores. Luego iríamos al baile riéndonos escandalosamente, mirando chicos cuando chiflan y gritan piropos (algunos atrevidos). Hoy sábado hubiera ido a la plaza a tomar mate y a mirar los pájaros volar y los autos pasar. Conversaría con los maragatos que volvíamos de Montevideo sobre quien-anda-con-quien y quien-le-metió-las-guampas-a-quien. Hoy sábado extraño que mi padre me "rete" porque dejo caer la montañita del mate, mientras miramos una película cerca de la chimenea. Hoy hubiera hablado de psicología práctica con mi madre, tal vez peleado un poco con mis hermanos y hubiera saboreado una torta casera de manzana con miel, deliciosa. Seguramente estaría aprontando mi estómago para el asado familiar de los domingos. Mañana disfrutaría la tarde soleada en el parque Rodó, donde saludaría a la vecina, a los compañeros del liceo y a las mismas personas que me encontré el sábado por la calle. O tal vez hubiera ido a conversar con algun amigo a caminar por la rambla de Montevideo, a llenarme de sol y charlas. Quien sabe si un chaparrón me impediría estas cosas, pero respiraría el aire fresco que trae consigo. Hoy extraño a mi Uruguaycito, de gente bromista y relajada, que discute por todo, que toca bocina en las calles y dice "cheee boludooo". Ahora de noche me preparo para salir, sin saber lo que haré ni a quién me encontraré, ya que en la gran ciudad nueva para mí, los únicos conocidos serán los de mi grupo.

jueves, 15 de abril de 2010

San Pedro de encanto medieval

Géisers del Tatio. Atacama, III región. Chile.
El Desierto de Atacama es el lugar más místico que he visitado. Lugar de contrastes: calor de día y frío helado de noche. En su zona volcánica de cuatro grados bajo cero brotaban aguas calientes. Las montañas y las lagunas sin fondo enamoraban a los turistas que allí disfrutábamos ese instante que la naturaleza nos regalaba. Ese desierto que te hacía flotar en la laguna Cejar y te hacía bajar la presión a 4.500 metros de altura en la región de El Tatio, era el que te envolvía la nariz con su aire reseco y caliente y te permitía contemplar un atardecer musical, con una combinación perfecta de rosados y púrpuras detrás de las montañas. Un regalo para los sentidos que se volvían a flor de piel.
Valle de la Luna. Atacama, III región. Chile.

-Cada puesta de sol es diferente - decía Patricio-. La combinación de colores es única cada día. Patricio, el guía, le ponía pasión a las descripciones de los paisajes, y muchísimo respeto. San Pedro era parte de él. Amaba ese lugar. Así nos enteramos de que en la zona del Valle de la Luna el agua escapa hacia el Océano Pacífico, desertando más aun el desierto. Como más de un santiaguino descubrió que su vida era trasmitir toda esa naturaleza perfecta a los turistas.
-¿Por qué te quedaste acá Patricio?
-San Pedro me enamoró, enseguida supe que mi vida estaba acá.



San Pedro de Atacama. Atacama, III región. Chile.
¡Ah San Pedro!, de paseos medievales y gente de rasgos andinos que pasea tranquila por las calles, como si el tiempo no pasara. San Pedro de casas de adobe bien bajitas, del aire seco y de paseos encantadores... San Pedro que escondes bellezas naturales paradisíacas, ¿a quiénes más cautivarás con tus atardeceres pintorescos? ¿Con tu sencillez tan cercana y tan inalcanzable a la vez? San Pedro de Atacama, ojalá te mantengas igualito, con tus edificaciones rústicas y tu gente sin tiempo. Bien custodiado por las montañas andinas pero siempre esperando a ese público tan multicultural que sólo tiene el placer de contemplarte por unos días y sólo desea sentir tu magia de nuevo.

Conoce más maravillas de Chile. Sernatur.

domingo, 4 de abril de 2010

¡Matéate!

Es muy divertido ver una ronda de mate entre extranjeros. Preguntan qué "hierba" tiene, qué efecto te hace, si es digestiva, adelgazante o si sirve para tranquilizarnos...
Es así que si uno le da un mate a un colombiano lo sacude, como si tuviera un fondaje que disolver, o se lo da a un brasilero y saca la bombilla, o a un chileno y revuelve la bombilla como si fuera un café...
-¡Nooooo!!! - Es lo primero que atinamos a decir los uruguayos, además de "tomalo hasta que haga ruido", "¿se durmió el mate?" (cuando no lo devuelven) o "¡ya lo lavaste!"
Un chileno me dice que él lo ve como una tribu, en donde el que ceba es el cacique, al que todos escuchan y respetan, porque lleva la posta.
Mi amiga Tamires de Brasil dice que es una herramienta de seducción excelente. Una mirada sugestiva, recogerse el pelo suavemente y decir "Quieres un mate?"

Les dejo algunos tips básicos que hay que respetar para tomar esta bebida típica rioplatense:

Manual del mate
-El mate se prepara de la siguiente manera: se pone la yerba adentro del mate, se arma una montañita, se agrega agua tibia y se espera a que la yerba se hinche (para que la bombilla no se tape).
-Siempre se ceba (servir el agua) cerquita de la bombilla.
-El mate se toma hasta el final (hasta que se sienta un ruidito que indica que se acabó el agua).
-Se devuelve inmediatamente después que se termina, y se debe de tomar en el lapso de uno a tres minutos. No se debe dejar "dormir" para que no se enfríe.
-El único contacto aceptado es el de la bombilla en la boca y el de la mano en la base del mate. Cualquier otro contacto (léase la mano en la bombilla, revolviendo o acomodándola, la mano sacudiendo el mate) es objeto de enojo.
-Queda terminantemente prohibido cualquier acción que tienda a disminuir el área no mojada de la yerba (conocida como "la montañita"), ya que la yerba seca mantiene el sabor del mate.
-Decir "gracias" en una ronda de mate significa "no quiero más".
-Pedir mate con azúcar (a ver los chilenos machotes que lo han pedido) es de abuelita o de nenita. Es como que para ustedes un amigo les pida un berry sour o algo así.
-Por las dudas, el mate no es adelgazante (sí es diurético) ni tranquilizante ni tiene ninguna droga estimulante, es como un equivalente al café. 
-Es de origen uruguayo y argentino, pero tienen diferencias: los uruguayos lo tomamos en todos lados: en la calle, en el trabajo, le armamos montañita, le tenemos más cariño. Los argentinos lo toman más con caldera.
-El mate significa compartir, cariño, diálogo. Por eso es muy común tomarlo con amigos o en familia. Uno no toma mate en una reunión de negocios o en un cine, lo hace con gente querida, porque significa "te invito a compartir".

PD: Invito a los uruguayos a agregar más reglas si me olvidé de alguna, y a los extranjeros a decir sus opiniones de esta bebida típica uruguaya.

viernes, 26 de marzo de 2010

Si fuésemos más sencillos

A veces desearía que los seres humanos fuésemos más sencillos;
para entendernos mejor,
para decir lo que pensamos de frente,
para no tener necesidades innecesarias,
para querernos en vez de odiarnos.

Si los seres humanos fuésemos más sencillos,
trabajaríamos juntos para mejorar el mundo, más allá de las diferencias y de nuestros egos,
nos comunicaríamos mejor, sin necesidad de tanto aparatejo
leeríamos más, escucharíamos buena música y tomaríamos menos pastillas tranquilizantes.
Seríamos más sabios y respetaríamos a la naturaleza,
escucharíamos a los niños, que ellos son los únicos sabios de este planeta.

Pero por el sólo hecho de ser humanos, somos complicados,
queremos liberarnos de esa cuerda a la que agregamos un nudo día a día.
Corremos orientados por ese progreso que no tenemos idea que significa.
Nos encerramos en esa verdad cómoda que tratamos de armar a la perfección,
y nos alejamos de nuestros hermanos, de la naturaleza, y de Dios.

¡Qué mejor que sería el mundo si fuésemos más sencillos!
¿Por qué es tan complicado algo que parece tan simple?
Somos tan inteligentes y tan estúpidos a la vez,
valoramos lo esencial de la vida cuando estamos saliendo del camino,
y queremos ser útiles para el mundo cuando ya llegó nuestra hora.

Bondad y maldad, lo mejor y lo peor coexisten en nuestra especie,
Riqueza y miseria, conceptos errados en nuestros valores.
La diversidad exquisita es lo que nos hace interesantes,
y las cosas asombrosas que podemos hacer no tienen límites.
Pero no olvidemos que somos polvo, y al polvo volveremos.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Los niños de Cassandra

Ahora entiendo por qué Cassandra los extrañaba. Esos niños de mirada traviesa y sonrisa radiante, que nunca se cansaban de corretear por las calles de Río. Niños llenos de alegría en sus venas, que jugaban en la arena, tan lejos de la esclavitud  de las cosas, tan cerca de la naturaleza y de la vida.
Una niña  rodeaba a Cassandra con sus brazos. Llamaba la atención por ese exotismo misceláneo de pelo castaño enrulado, ojos verdes y café y piel morena. Otros niños se acercaban a la ronda para escuchar música y aprender a bailar. En sus casas apenas tenían algún juguete como pelotas o rompecabezas, pero eso no mermaba su felicidad. Fuente de felicidad diría, que se desbordaba en su sonrisas, en sus abrazos, en sus gestos joviales y bailes animados de ese paraíso infantil.
Bailes de esa tierra que parece que no les dio nada, pero les dio mucho, los hizo libres y ellos eran felices en ese limbo de música y naturaleza perfecta. Ahora entiendo por qué Cassandra sólo quiere volver y abrazarlos. Ellos la hacían sentir viva. Ella con sus niños era un ángel rubio lleno de vida, deseoso de enseñarles lo mejor, y mantenerlos inocentes de nuestros prejuicios y consumismo. Cassandra quería jugar con ellos, aunque sea un rato más, ya que como todo juego que vale la pena en la vida, dura poco.

martes, 9 de marzo de 2010

¿Azar?

Azar. Eso es lo que es la vida, un juego de azar. "El terremoto no discrimina por clases sociales", dice un periodista chileno, pero los que pierden siempre son los mismos. La imponente metrópoli de Santiago sale fortalecida del terremoto y sigue su vida. Pero a 400 km es un caos. Concepción y Talcahuano parecen ciudades bombardeadas, donde los vecinos andan armados para defenderse de sus pares. La gente humilde que con esfuerzo construyó una casita en los pueblos de provincia, ahora nadie se acuerda de ellos. Como si el destino los hubiera señalado a ellos como los culpables de la maldad humana. Impotencia, rabia, dolor, angustia, ¿a quién culpar? Tal vez a los millones que habitamos este mundo, tal vez. La Tierra se sacude como un perro con pulgas, pero sólo se caen unas cuantas, las que están en el lugar equivocado. Azar cruel. Chile llora con sus banderas a media asta, llora a sus niños inocentes que no pudieron escapar, llora a los que intentaron escapar y murieron en el intento. ¡Qué pueden sentir los que hoy lloran a sus familiares que vieron sepultados bajo los escombros! Como si no fuese suficiente, les roban lo poco que les queda, están obligados a respetar el toque de queda, rezan para ver la luz al otro día y no amanecer como cadáveres entre los edificios caídos como tantos vecinos. Chile llora, para el mundo sólo es una noticia, un comentario piadoso en la boca de la gente. Esperanza Chile, la vida sigue. Esperanza que saldremos de esta.

¡Feliz día mujeres!

Hoy realmente disfruté mucho del día de la mujer. Es muy grato abrir el correo y "acordarte" de tu día cuando los hombres atentos de la empresa te mandan mails con imágenes de flores y con mensajes muy bonitos. Realmente es lindo sentir que a una la tratan como una lady, cosa que en uruguay no estamos muy acostumbradas. Los uruguayos dirán "qué verseros", pero realmente esos detalles nos gustan mucho.

Les dejo una rima de Gustavo Adolfo Bécquer que me mandaron, ya que es la primera vez que recibo un poema en el día de la mujer:

"Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!

PD: La imagen la mandó un compañero a la mujeres de la empresa.

sábado, 27 de febrero de 2010

Un minuto

(Foto: BBC)
Sentí los gritos de Felipe y de repente me estaban sacando del brazo de la cama. Dormida aún me costaba pararme porque temblaba todo, y no entendía nada. Iba a salir corriendo pero ya era tarde, el piso y las paredes se movían tan fuerte que lo mejor era esperar. Un minuto duró el terremoto. Un minuto donde la Tierra nos recordó lo frágiles que somos. Sentimos un grado menos por estar en Santiago (7,8 grados Richter), y no en Concepción (8,8). En el mismo minuto por ese grado nosotros vivimos, pero un bebé murió junto con su madre en brazos intentando escapar. Ya van más de 700 los que no vivieron el minuto próximo. Adónde escapar, me preguntaba, y se me erizaban los pelos de la nuca. Adónde. Mientras esperábamos en pijamas en la calle que fuera lo que Dios quiera, pasaban unos borrachos diciendo "terremoto", mientras señalaban su trago. Sonreí y agradecí mucho estar viva, y por poder contar ese minuto.

martes, 16 de febrero de 2010

Versos de mar andino



Mar de Isla Negra, Casa de Pablo Neruda. Litoral, Chile.
El murmullo del mar de la casa de Pablo Neruda nos hipnotizaba.
Las olas se fundían en pasión fría con los murmullos marinos,
para luego traerlos junto con reflejos frescos de agua aturquesada.

Mirábamos el mar, embelesados por ese regalo que la naturaleza nos daba,
ese instante perfecto de aroma salado y viento que nos invadía los oídos.
Qué versos habrá traído ese mar.
Cuántos instantes perfectos habrán inspirado a Pablo Neruda.

Sentada en el banco, ante la inmensidad celeste,
sentí que era el lugar donde el poeta contemplaba la naturaleza infinita.
Tal vez allí mismo escribió una de las cartas de amor a Matilde, su amor más apasionado.
Tal vez pasaba las tardes allí con ella.

Me sentí afortunada de tener algo en común con el poeta andino,
de compartir la naturaleza, ese mismo murmullo,
ese viento salado que hace más de 50 años susurró en sus oídos.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cerrado y punto

Los chilenos tienen una capacidad asombrosa de cerrar un tema, de tal forma que cuando pasó, no se habla más. Es cierto que para seguir adelante y ser más productivos conviene concentrarse en lo que vendrá, pero en Chile esto parece ser una máxima. Era lunes y todos estaban callados en la oficina. De repente alguno tomaba café y se reía al comentar alguna anécdota, pero nada más. Los chilenos habían elegido el presidente el día anterior y parecía que el hecho no hubiera sucedido.
"¿Es que no van a hablar?", pensaba yo. Las horas corrían.

-Qué tranquilos estuvieron los festejos de Piñera- comenté. Nos metimos y salimos de la multitud como quien da una vuelta a la manzana.
-Ah, ¿fuiste también?

Pero la conversación no fue más allá de las diferencias con Uruguay en los festejos, si los candidatos se ven el mismo día, y contestarles quién es el presidente de nuestro país.

-El país no va a cambiar porque gane uno u otro candidato.

Y el tema se cerró. Tenían razón, pucha qué prácticos. Como uruguaya me quedé con ganas de discutir al menos sobre por qué se eligió a ese candidato, y sobre lo que pasó y tal vez sobre lo que podría haber pasado...

viernes, 29 de enero de 2010

Libre


Desde que dejé Uruguay, mi relación con el celular cambió totalmente. Prescindí de él por diez días y ahora voy sumando contactos, como una niña que recién empieza a agregar uno por uno pero nadie la llama porque la necesita. Libre. Todo el mundo con sus blackberry, sus llamadas y mensajitos y a mí no me interrumpe nadie. Siento que para mí eso quedó atrás. Pero no es tan fácil, ya voy unos quince contactos y la lista va aumentando de a poco. Voy a seguir disfrutando de estos días en los que caen tres o cuatro mensajitos a la semana.

P.D.: La foto es el empezar de cero, así me sentí cuando llegué: empezar de cero a conocer gente, a trabajar y manejarme en esta gran ciudad sola, con algunos chilenos buenos que me acompañaban.

miércoles, 27 de enero de 2010

¿Uruguay?



Los chilenos no saben nada de Uruguay, sólo que tenemos carne rica y barata y que tomamos mate. Cuando alguno te escucha suelen preguntar, "¿sos de Argentina?" Ahhh sí, como si a los uruguayos nos diera lo mismo que nos confundan con los argentinos. De cuanto chileno me he cruzado, sólo uno me supo decir quién es el presidente de Uruguay, ¿y sabés quién es el entrante? Para weona, apenas sé el que está, no me pidas más. Somos chiquitos, pucha, pensé. No, son ellos los "weones".

P.D.: Por supuesto que en cuanto les decís que sos de Uruguay, te mencionan a Forlán y a Francéscoli. Al menos en el fútbol seguimos bien posicionados, creo.

Malentendidos idiomáticos


Los chilenos creen que hablan español, pero hablan "chileno", sin dudas (Hay un diccionario de modismos chileno-español). Ellos no conciben cómo una no les entiende cuando dialogan. Sobre todo si es sobre la "weada", "weón". La "weada" (huevada, y pronunciada weáa) sirve para designar cualquier objeto o situación. Es muy común que un chileno esté hablando del clima, del recital de música que vio ayer, de la mesa, de las cosas que están encima de la mesa y de que perdió un examen, refiriéndose a cada una de estas cosas como "weada".
-Weón, alcanzame la weada, de aquella weada.
-Ok. ¿Y qué pasó con la weáa ayer, weón?
-Weón, ¿qué weáa?
-La weáa que pasó por la weáa... cachai weón? filete la wea!

Pero ellos siempre entienden de qué "weáa" están hablando, aun sin señalarla ni mencionarla por su nombre. "¿Estai cachando?", te preguntan a cada rato. Y una sonríe y pone la mejor cara de "weona" que entendió pero no tiene nada que agregar.
"Qué weones" pienso, pero esa palabra no la voy usar nunca, me quedo con el che uruguayo.

Nota: por si no quedó claro, "weón" (abreviado wn) viene de "huevón", es similar al "che" uruguayo pero se utiliza también para referirse a un tercero. Puede tener connotaciones negativas también, depende del contexto si uno se queja puede decir "¡qué weón de...!"

lunes, 25 de enero de 2010

Arrrrranquen!


Lo primero que percibí de Santiago de Chile es que sus habitantes son como los uruguayos pero con un cambio acelerado. Es así que uno es pechado todo el tiempo por seres entre 1.55 y 1.75 que caminan apresurados como muñequitos a cuerda. Uno de los lugares digno digno de sentarse a contemplar cómo se pierde la educación civilizada es en el metro:
1- Se divisa el metro a la distancia: ("Prontos") Los chilenos caminan y se forman como un ejército romano.
2- El metro va llegando: Se compilan aún más. Las personas arquean su espalda y adelantan levemente su cabeza, colocándose en posición para correr.
3- El metro para: ("Listos") Se amontonan como hormiguitas en las puertas, manteniendo la posición de carrera.
4- Se abren las puertas: "¡Fuera!" Y salen disparados como caballos que compiten en un hipódromo. Una señora mayor grita porque quiere salir, pero se ve envuelta en el maremárum de personas que la arrastra de nuevo hacia el interior. Lo más gracioso es que una se ríe de la situación y te miran como si fueras una animal.

jueves, 21 de enero de 2010

La despedida

San José de Mayo, Uruguay.
Esa tarde salí a dar la última vuelta por San José. La última. Caminé despacio del brazo de mi hermano, contemplando el vaivén de los árboles, los pocos transeúntes que caminaban sin prisa y las filas de casas sin edificios altos. Nos sentamos en un banco de la plaza y me aferré al brazo de mi hermano. Pasaría más de un año sin verlo, y sin pisar mi pueblito. Miré la plaza por última vez, vi las peatonales iluminadas y los jóvenes tomando mate en el parque, dando la impresión de que el tiempo no corriera en el pago maragato. Disfruté de la última imagen, esa imagen de paz que atesoraré en mi memoria mientras no vuelva...

P.D.: La foto fue tomada por David Leipnitz cuando fue a San José. Le agradezco mucho las fotos hermosas que tomó.