jueves, 24 de diciembre de 2015

Carta de Navidad desde Asia a mi familia y amigos

Representación de la convivencia de culturas en Malasia: China, India y Malaya
(el malayo es una mezcla de ambos, no?).

Estamos en vísperas de Navidad en Malasia, y qué distinto es pasar esta celebración típica en un país musulmán. La decoración Navideña está presente en los shoppings, como excusa para vender, pero por lo demás, la ciudad luce con su estilo de jungla de cemento y verde, como un día normal de verano bochornoso.  Los malayos son bien inclusivos y neutrales, por lo tanto celebran todo (con feriado incluido) y cada uno se suma el festejo que quiera: año nuevo chino, Diwali (año nuevo indio), y festejos de Ramadám, van cambiando de mes todos los años porque sus años no son de 12 meses. Un mensaje ejemplar, de el ser humano necesita celebrar tener simbolismos y que todos son válidos por igual. 

Al estar en Asia percibí grandes diferencias: Oriente y Occidente, este lado se mueve distinto: otra manera de pensar, otro calendario, otras celebraciones, por supuesto, otra comida, color de piel, vestimenta, forma de hablar, costumbres, tráfico y puedo seguir enumerando. Una concepción del paso de tiempo más larga, como civilización, combinando su pasado ancestral con un toque pragmático y otro occidental.

Vieron como nosotros decimos "los chinos son todos iguales" (y sus variantes también), desde este hemisferio veo lo "iguales" que somos en Occidente. Desde lejos caminando nosidentificamos, intercambiamos una mirada cómplice y casi que nos decimos "hola" con una sonrisa.  

Me siento en casa cenando con latinos, hablando español y haciendo bromas que todos entiendan. Nos decimos "Feliz Navidad" y comentamos como la celebramos cada uno. Con los italianos en el Consulado terminamos conversando de lo ricas que son las pastas y la pizza, el almuerzo con sobremesa, lo lindo de la Navidad y la bella Italia de donde son nuestros abuelos. Y todos somos completos desconocidos que nos ayudábamos como los mejores amigos. Con los malayos, en la Policía y el Hospital me contaban como andar con cuidado por la calle y cómo cuidarse con ciertas enfermedades comunes por acá, mientras hablábamos de nuestros países, con un sentimiento de exotismo mutuo. 

¿Cómo sería el mundo si actuáramos buscando las semejanzas entre nosotros y ayudándonos? ¿Desde lo que sentimos y deseamos? Como sociedades vamos construyendo formas de ver y hacer diferentes y a medida que crecemos, nos aferramos a ellas como verdades dogmáticas. Diferencias que construimos como muros, no como puentes. Y en realidad como seres humanos nos movemos por los mismos principios: amor, placer, supervivencia, autorrealización. Nos encanta celebrar, comer, disfrutar con nuestros seres queridos, la música, la familia, aprender y tener cosas y vivir experiencias. Sufrimos, nos enfermamos y necesitamos de nuestros iguales en todo momento.
En el fondo las comidas y las bebidas tienen los mismos ingredientes base sólo que se preparan de forma distinta. 

¿Qué tal si viéramos las diferencias como puentes? Un plato, una celebración nueva y sus fundamentos, una vestimenta distinta, una creencia, y verla tan válida como la nuestra. La semejanza (siempre la hay) genera empatía, una conversación, una sonrisa, es un ser humano utilizando su racionalidad con inteligencia: para unirnos como especie. 

¡Los niños lo hacen tan bien y espontáneamente! se acercan, te tocan, te hablan en su idioma, te muestran algo, se ríen, sin barreras, sin miedo. Logran romper el hielo entre los adultos de todas las culturas y colores que nos sonreímos y compartimos algunas palabras en confianza. 

Hoy iba caminando por una calle que lucía como un día de verano normal, y veo un árbol grande de Navidad, con tarjetas con deseos Navideños escritos por diferentes personas. No pude evitar añorar la Navidad en casa, así que les pregunté si podía poner un deseo. Al final conocí al peluquero y dos vecinos más que mandaron un saludo de Feliz Navidad a la familia uruguaya y la chilena. Uno de ellos era católico y me invitó a ir a misa con su familia! Así que estaba más que feliz!

Arbolito con deseos Navideños en una peluquería en Kuala Lumpur, Malasia.


Como deseo, pedí que los seres humanos nos miráramos desde nuestras semejanzas primero. ¡Feliz Navidad!





domingo, 20 de diciembre de 2015

Un paraíso multitudinario en Phi Phi

Koh Phi Phi Island, Tailandia


Phi phi, isla paradisíaca
de sopor tropical y picante,
vegetación en armonía turquesa marina,
decorada con locales con luces y mesitas en la playa
y tiendas de regateo, vendiendo ropa 
y arte en colores y elefantes,
en un camino de banderas amarillas.






Tus locatarios están cansados del turismo,

que va a explotar el lugar en sus vacaciones,
multitud, música estridente, luces y alcohol,
tailandeses cordiales, que ofrecen picantes Pad Thai,
frutas frías y thai massage.






Las playas acarician las rocas de Maya bay,
que se levantan imponentes entre aguas de corales,
peces albinegros, verdes y violetas,
son invadidos por los barcos de turistas locos,
que animan a beber coca cola a los monos en las ramas. 




Tailandeses, burmanos, musulmanes, europeos, brasileros,
hiyabs, chinitas con cara pintada de blanco y shorts y gorritos de viseras,
agobiados por el calor, 
volviendo del paraíso de aguas turquesas en el mismo bote. 
Los niños juegan y le hablan a los turistas en su idioma,
con espontaneidad y sin miedo,
entablan una comunicación única
con los adultos de los distintos continentes,
sacándolos de su mundo individual, con una sonrisa. 


La dueña del bote del ensueño en Phi Phi


Ella vive con sus turistas los encantos de Phi Phi, 

como si los viera por primera vez,
como tu mejor amiga,
te diseña la mejor experiencia,
de diversión, naturaleza, bote tropical,
música e historias únicas de Thailandia.
habla cinco idiomas,  
y te ayuda en todo lo que puede. 

Contáctala: Lili speed boat

domingo, 6 de diciembre de 2015

Libros de viaje en naufragio francés

Alice Mathias, con su hijo despidiéndonos en su posada, en Rocky Cay, Isla de San Andrés. 

Alice te mirada decidida, parece no temerle a nada. Su aspecto es sencillo, tiene unos ojos negros de mirada dulce con unas arrugas tristes. Es de pocas palabras, pero cuando recuerda su vida semiambulante por el mundo, sus recuerdos le dibujan una sonrisa. Animada nos comenta que cuando era joven había vivido en muchos países de Latinoamérica y en Europa, trabajando con su esposo. 
Tiene libros de todo el mundo y en varios idiomas, una joya exótica en su isla de San Andrés de Providencia, donde sus lugareños desechan los libros por falta de hábito. 

-Los libros en francés son de un barco francés que naufragó cerca de la Isla hace más de 20 años- explica Alice. - y este es de un ingeniero que participó en la construcción del Canal de Panamá, nativo de San Andrés. 

Ahora ella lee contemplando su mar caribe, en su corazón sabio atesora recuerdos de cultura y mundo, rodeada de cangrejos, palmeras y arrullo de mar. 

Si vas a San Andrés anda a visitarla, te llevarás una conversación deliciosa y si sos buen lector o conversador, podrás llevarte un libro del naufragio, como yo le llevé a mi madre autografiado por ella. 

domingo, 29 de noviembre de 2015

Noches de San Andrés


El mar nocturno isleño,
acaricia los oídos,
la brisa fresca se filtra en el sopor veraniego,
brazos esquivos,
que invitan a una danza de caribe,
orilla de huellas sinuosas,
borradas en viento.

Pieles negras, curtidas por el sol sofocante,
Dios regala una isla de ensueño para sus turistas,
y a sus habitantes, esclavitud de la diversión veraniega
Un coco cae, degusto un fruto de pan,

Danza de papaya y coco,
en mar, con repiques de viento candente,
el acuario espera,
con sus peces y erizos grandes,
el océano con sus barcos naufragados,
un sello de historia guerrera,
por la conquista de la Isla.



El océano azul baña tus costas,
encanta la noche del centro,
en el glamour de tus visitantes exclusivos,
la brisa salada, seduce los pies de tus caminantes,
al compás de las palmeras
en rimo suave de relax.

En un rincon de tu isla,
escondida en las palmeras,
están los libros de Alicia,
sus historias de viaje por el mundo,
y sus ansias de atesorar las experiencias del mundo
en su casa y en sus libros.



domingo, 19 de julio de 2015

Miradas y patacones frescos en Islas Barú



En la Isla Barú se vive con un estilo primitivo, auténtico y sabiduría de naturaleza. La simpleza y la felicidad los hacen únicos.  Cartagena, Colombia. 

I

Recuerdo que subí al ómnibus y me sentí como mosca entre la leche. Era literal pero al revés; yo era la única blanca entre los costeños afrodescendientes de las Islas Barú que regresaban a su hogar luego de trabajar en Cartagena. Sentí miedo. Subían a paso cansino, con mirada dura y ceño plegado, con sus gallinas, papas y maíz impregnando el ómnibus a granja y sudoración por el calor agobiante. 
La asustada era yo, pero mi presencia era como un espejismo; ellos emprendían su jornada de vuelta entre risas de humor campechano. La isla me esperaba cálida y acogedora, en sus chocitas de madera hechas a mano y hamacas paraguayas. Una brisa verde daba tregua al calor agobiante. Las olas de la orilla y el vaivén de sus palmeras invitaban a caminar sus playas y conocer sus artesanías exóticas con perlas de ostras del mar, armadas en collar por manos curtidas.  



II

Ellos me preguntaron si quería compañía para cenar. Por supuesto, dije, y deleitando unos patacones recién cortados con "rehogao" y queso, contemplamos la noche tranquila al murmullo de las olas refrescantes del calor nocturno de la Isla. Me hicieron un resumen de los atractivos paisajísticos y de entretenimiento de la Isla: bares tipo quinchos con música a la orilla de la playa, tragos frutales y  entretenimiento nocturno, familiar o alocado al mejor estilo hippie intercultural. El muchacho venía a compartir el fin de semana después de su semana de estudio y trabajo en Cartagena. Habló poco, sonrió lo suficiente y escuchó muy bien; me recomendó exactamente lo que yo buscaba, y me advirtió de lo contrario. Su mirada de ojos sabios parecía haber vivido mucho más que lo que decía su edad. No dudé de sus consejos y descansé en la Isla tropical. "Ve donde Ceferina", me dijo. 

sábado, 23 de mayo de 2015

Noche de luna en el Río de la Plata

Noche de luna en el Río de la Plata, by Manueljo.

I

El barco avanza lento, 
La luna refleja inmensa su belleza en el río-mar, 
las nubes decoran el horizonte, 
como ovejas taciturnas, leales a su pastora blanca, 
el vaivén marino tiende una alfombra de olas suaves,
que la luna tiñe con su blanco estelar.

II

El barco como invitado privilegiado, 
marca el paso donde el mar extiende su alfombra, 
y la luna se pasea redonda, un poco vanidosa,
en la filigrana negra celestial.

III

La orquesta celestial de estrellas, 
hace un guiño al firmamento.
Y en la amplitud de la noche, 
la luna regala un viento que despeina las preocupaciones,
y te invita a contemplar su belleza infinita.

IV

Las luces de Colonia se alejan, 
Se ven titilantes los barcos, que otean el infinito,
ella los invita a cruzar su inmenso mar,
en su noche sureña embalsamada de viento y estrellas,
Que anuncia la bohemia de la otra orilla porteña.

sábado, 25 de abril de 2015

Viajeros: el sueño como ADN


Es un personaje un poco extraño visto desde los ojos de un local tradicional. Se ven más características diferentes que comunes de esta raza, con variedad casi infinita de personajes, de distintos colores, edades, continentes, profesiones... con algunas características en común:



El viajero trabajador "a puro lomo". Se ve mucho en los países que reciben viajeros mediante visas "Work and travel" o similar, que trabajan en fábricas, mozos, servicio al cliente, o en el campo. Una vez en el lugar, arranca la carrera todos de la misma linea y ya casi no diferenciás su origen social. Todos esforzándose por igual. Una fábrica puede tener limpiando sus pisos a abogados o un campo con "pickeros" contadores. Hay gente que suspende la carrera, o que ha tomado el viaje como un cambio de aire debido a sus malos hábitos en el país de origen.
Hablando de origen, los europeos son los que mas tienen instaurado el concepto de viajar, encontrás a miles en todas partes. A los 27 años han vivido en EEUU, Australia, Suiza y Nueva Zelanda, y más. Algunos tienen hermanos en Nueva Zelanda, en Inglaterra y en Canadá. Por lo general los europeos son mas jóvenes al empezar sus viajes.
Asiáticos y Latinos marcan presencia. A la voz de "yo a Argentina no vuelvo más", cuentan sus planes de viajar por 10 años, o gente que dice que después se va a Australia, después China y así, que piensa terminar en 5 años. Son muchos, cada vez más. 

También están los que viajan por unos meses, o los que no dudan en volver cuando le mandan un mail del trabajo.
Es muy interesante ver la alta la taza de cumplimientos de estos objetivos dentro de esta "raza".

Hay varias maneras de encarar el viaje:

Está en un extremo el viajero que brinda. Trabaja para tomar todos los días su cerveza y se lo ve bastante pasivo, solo motivado por tomar y salir de noche a gastarse todo el sueldo.

En el otro extremo está el viajero del minuto = dólar. Le saca la movida al aparato de marcar en la fábrica de manera de marcar y 23 para que le paguen como que trabajó hasta y media y cuida cada dólar como si fuera oro. Estos últimos por lo general quieren ahorrar para después viajar.

El viajero social. Es el mas soñador pero sigue siendo conservador. Es capaz de meterse en cualquier asentamiento, parroquia, organización, con un sol que parte la tierra, peligros, y hablar con empresas, vecinos, el-que-se-le-cruce, para conseguir brazos y dinero para apoyar a personas desfavorecidas. Dios le regaló mucha energía condensada para que mueva un cambio en el mundo. Vi

da e intensidad conforman su alma, son líderes, preocupados por temas mas allá de su comodidad inmediata. Su mirada tiene un brillo sabio, es maduro, difícil verlo quejarse por el día a día.


El viajero emprendesario. Su empresa es como si fuera su hija, busca vivir independiente, igual de soñador, y enérgico que su par anterior. Los límites entre el trabajo y el disfrute personal son bien borrosos: trabaja en cualquier momento sin darse cuenta porque ama lo q hace y es parte de su diversión. Aprovecha los eventos sociales de los fines de semana para hablar con gente interesante que le dé un buen consejo, o información. Puede haber caminado por muchos lugares, turísticos o no, pero no se pudo tomar mas de 10 días de vacaciones en el año, pegados a los findes y en distintos lugares. Si dura mas de 2 años, tiene en su haber un MBA practico (que ha pagado con porrazos, negativas, privaciones, ademas de dinero y falta del mismo).

Ambos han conversado con empresarios, lideres y personas destacadas de todos los paises, con el motivo de pedirles apoyo, o venderles su proyecto. Son una enciclopedia viviente. La vida es una aventura llena de vallas para saltar.



Pensándolo un poco, capaz que no esta del todo bien llamarlo raza, no tienen casi elementos en común entre ellos, solo el hecho de ir atrás de un sueño sin medir consecuencias. Pedazo de distintivo.


Aportes de Mauro Senatore, de su experiencia viajera en Nueva Zelanda.

sábado, 11 de abril de 2015

Lluvias de abril

Atardeceres mansos,
Recogimiento de los vestigios veraniegos,
Pinceladas de otoño.
La brisa acaricia con su cadencia dorada
del atardecer y hojas caducas.
Un mate, una charla
Miradas, sin tiempo,
pasos cansinos,
nostalgia en clave sureña.
Calma deliciosa.