domingo, 24 de febrero de 2019

México encantador y caótico

Calendario Azteca
Un viento de energía positiva se siente desde que llegas, envuelto en una bulla colorida a más no poder, con mariachis, salsas verdes y rojas excedidas de ají. Me está gustando mucho llegar a México, quedarme tiempos largos y de forma reiterada, así como lo hacía cuando viajaba a Colombia. De esta forma puedo sentir, oler, degustar como una local, pero con vivencias de aventura obligada porque tienen fecha de caducidad. 
Después del tercer viaje tengo una relación dual con el país azteca: es lo más impresionante que he visto en Latinoamérica, es el exponente de lo mejor y lo peor de este continente. O tal vez por el tamaño, se me hace todo más inmenso. 

En una expo de arte moderno, un artista inglés representó a México. La representación es excelente!
Es un deleite desde el punto de vista personal, paseos, conocer gente, cultura, entretenimiento, colores, gastronomía, leyendas con realismo mágico, sus habitantes son hijos de la sabiduría autóctona de un imperio indígena, que fue violentado pero no matado por los conquistadores bárbaros, todo adosado con salsas picantes. Es una orquesta exquisita tocada con instrumentos de una variedad melodiosa que no sabía podía existir. El entusiasmo de la gente, su  simpatía extrema, visión positiva y actitud divertida de la vida es tan magnético que uno siente la necesidad imperiosa de conocer cuál es la fuente de ese mix. De repente conversas con cualquiera y tienen el corazón abierto al mundo, dispuestos a compartir un rato contigo. 
Desde el punto de vista laboral, cierro los ojos y fantaseo que de los edificios gigantescos salen unos brazos mutantes que se mueven lento, enredándose, golpeándoselas y avanzando impulsados por un positivismo sin rumbo ni un mínimo de formalidad. 
Una de las avenidas principales, Reforma, CDMX. 
Tránsito un viernes de tarde en el Ángel, Reforma, CDMX.

El Zócalo de CDMX

Me da un poco de ansiedad de que no sabes por donde van a salir esos brazos, si pasan por delante de ti, lejos o te van a llevar por delante, pero avanzan finalmente. Todo es tan cambiante que las citas en el calendario se mueven más que un terremoto y maremoto juntos. Hasta último momento es difícil que te agenden una reunión, y después de agendadas, son tan fijas como un niño en un flotador en una playa con olas. Si sabes aprovechar ese caos a tu favor, le escribes a la gente dos días antes para que te reciban, mostrando mucho entusiasmo, proactividad y seguridad. Es un mix que el mexicano reacciona muy bien, porque empatiza contigo por el entusiasmo, pero los ingredientes de la proactividad y la seguridad les llama la atención.

Hasta la comida común y corriente tiene colorido.

Sin embargo, parece que finalmente ese caos es magnético e interesante,  se luce en sus calles cosmopolitas, con migrantes recientes, donde México se muestra como una tierra prometida, exótica, llena de instrumentos posibles y un alimento a la creatividad que te sentís capaz de tocar la música que quieras, siempre que desarrolles habilidades de precaución en todos los niveles. Decidí explorar esta inmensidad de creatividad de cemento y humanidad infinitas por mi cuenta, les contaré en el próximo post.