sábado, 30 de junio de 2018

Carta a Luis y a los muchachos celestes

En Vietnam con la Celeste

No me imaginé que nuestra camiseta era tan conocida, especialmente la tuya Suárez.

En Asia, durante dos meses salí con la camiseta 9 y las miradas curiosas iban apareciendo. "Suareeez" me decían sonriendo en Indonesia, "Suareeez" en Malasia,
En Vietnam una pareja con niños en una moto me gritó entusiasmados tu apellido al pasar. Y en pueblos donde sólo hablaban vietnamita, intercambiamos ademanes y sonrisas porque sí sabían pronunciar tu apellido con claridad.

En Myanmar, un país donde apenas conocen a algún actor de Hollywood, ahí estabas, omnipresente. Tu camiseta despierta sonrisas y conversaciones espontáneas. Me hacían ademán de mordida, "el mordedor".

Diariamente me siento en la obligación de defenderte, que tu no sos malo, que los niños muerden y excusas que uno da al hablar de un hermano ante desconocidos. En Asia, lo único que conocían de Uruguay era tu camiseta, y a vos, así que cuando me veían, me trataban como si yo mañana fuera a tomar mate contigo y te diera sus mensajes.

Lo más simpático fue cuando me salvaste en Singapur. Necesitaba llegar al Centro comercial y no tenía moneda local para pagar el metro. La casa de cambio más cercana estaba muy lejos y no tenía tiempo. Usé mi comodín, le dije que soy uruguaya y funcionó! El asistente del metro sonrió con ganas y una vez más escuché el "Suareeeez". "Yo voy a ir a conocer Uruguay algún día, soy fan de Suárez", mencionó. Es más, me ofreció prestarme dinero si regresaba a devolvérselo.

Hoy en día doy talleres empresariales, para motivar a profesionales a que sean constantes y a formar buenos hábitos de venta. Les hablo de ustedes, del "método maestro" de Tabárez, de la cultura futbolera, la constancia y la pasión que los movió a ustedes. En fútbol jamás nos quejamos de que somos un país pequeño, que es difícil tener una selección como la de Inglaterra o Brasil, países 20 veces y 60 veces mayores. Ni lo pensamos, vamos por la meta con todo, a veces la logramos, o avanzamos de forma constante, eso es lo que importa.
Y así todo el mundo entiende, que el gol no viene solo, se construye, con pasión y constancia, y que los únicos que están en la cancha para hacerlo son los jugadores. Y sonríen.
Y una vez más me salvaron muchachos, todo el equipo de la Celeste!

Ahora nos despertaron más que una sonrisa a todos los uruguayos! Gracias!