lunes, 7 de marzo de 2016

Cartas desde Asia: el diamante asiático de Singapur



Singapur, el orden de la joya asiática 

Orden, progreso, armonía en un entorno de vegetación exuberante y humedad. Uno siente un escalofrío al irrumpir en ese perfectismo hierático y luminoso que exhala la ciudad-estado, especialmente si ya pasó tiempo en Asia. Oficiales muy respetuosos nos dan la bienvenida: nos entregan la visa con un aviso de que el tráfico y el consumo de drogas se penalizan con la muerte en el país. Me pregunto cómo en sólo 50 años lograron crear un país tan hermoso, sin pobreza, con uno de los PBI per cápita más altos del mundo, próspero, y sin tener recursos naturales... sólo en 50 años. Singapur era un pantano tropical cuando se separó de Malasia en 1965.

Singapur es una mezcla de capitalismo y comunismo perfecta: tiene construcciones ostentosas, mezcla de oriente y occidente, chorrea extravagancia. Exhala su amor a la abundancia de dinero con una apertura comercial y su fuerte inversión en creación de empresas para que se genere trabajo. Sus políticas de bien común y armonía social son un ejemplo para el mundo, pensando en el largo plazo, con prohibiciones en pos del progreso y bien común. Inteligencia, prolijidad, cero multitud, es como un elixir exótico en frasco pequeño. Escalofriante y seductor a la vez, me generó sentimientos de admiración y miedo, y ganas de conocerlo en profundidad. Estas son algunas características que aprecié del país:

El orden y las leyes más estrictas del mundo. Existe pena de muerte, además de prohibiciones y altas multas por tirar basura, fumar en lugares cerrados, comer chicle, cruzar con luz roja, rayar paredes entre otras acciones. Los ciudadanos tienen un sentimiento de propiedad tal que es usual denunciar un comportamiento que daña el bien común. A nivel empresa, también una evasión o irregularidad es altamente penalizada, y un residente me dijo que la educación y la cultura están fuertemente controladas.

"El gobierno es mucho más inteligente que la gente", me dijo un japonés residente en Singapur. Existen 3 pilares del Gobierno: generar ingresos, lograr una armonía social y actuar en el largo plazo. De una u otra manera, lo que ejecuta el gobierno debe encajar en uno o más de esos pilares sin perjudicar a los otros. No existen sindicatos ni grupos de presión, el gobierno es elegido y realmente gobierna para que cada uno de los habitantes esté bien y controla a las empresas para que no haya abusos. El país vive de la exportación y tiene universidades de muy buen nivel. Además, el gobierno da el 100% adicional del dinero que el inversor invierte en el país (cumpliendo ciertas condiciones), esto es, si pones 100, el Gobierno te da 100 y tu capital en el país es de 200. No existen regiones o algún tipo de subdivisión geográfica, es una ciudad estado. Esto facilita la rapidez, transparencia y que no exista corrupción con una población de 3,5 millones nativos! No pude evitar pensar, ¿qué nos falta para tener tanta eficiencia y bienestar en Uruguay? simplificar la estructura gubernamental es una excelente idea!
Parece que la mayoría de los ciudadanos de Singapur están contentos y el partido actual arrasa en las elecciones.

Caminé por el lago, el edificio con forma de barco, me quedé boquiabierta por el show de luces nocturno, exploré Gardens by the Bay (los arboles futuristas), los autos de lujo y la extravagancia marcan la estampa del tigre asiático. Los colores y diseños visten de elegancia a su gente, dejan maravillado al turista, que puede caminar solo, sintiéndose seguro, aunque no haya policías en la calle (no ves ni un policía!). Existe cero  posibilidad de irrumpir en esta perfección.

Los singapurenses. Me pasó que me quedé sin dólares de Singapur, y como estaba lejos de una casa de cambio, me acerqué a la boletería del metro. 
-Te puedo prestar dinero si vuelves a la estación - me dijo el muchacho de la boletería -. De dónde eres?
-De Uruguay.
-Suareeeez - me dijo sonriendo. -Uruguay es muy familiar para mí, iré algún día. 
-¡Genial!, entonces ¿me ayudas? 

Lo invité a un asado ya que me cambió dólares de Singapur por dólares americanos, sin dudar, chequear el precio o estar seguro de que eran billetes válidos. Después me tomé un taxi, que me llevó y me dijo que cambiara dinero en el destino mientras él me esperaba. Paró el contador de fichas apenas llegó, para no cobrarme por la espera. Cada singapurense que me encontré era muy servicial, dispuesto a ayudar, como si jamás esperara engaño. Parecían descolocados cuando veían que alguien se salía del sistema. Como no hay espacio para la maldad, entonces las personas no piensan que vas a actuar de forma dañina. 

Singapur me dejó pensando, ¿qué es una sociedad progresista?, ¿qué es un buen sistema y uno malo? Siempre estuve en desacuerdo con los gobiernos autoritarios, pero después de ver esta sociedad, donde las personas parecen buenas y no tienen necesidad de robar, pienso: ¡Cuánto tenemos que aprender los latinos de Singapur!, en eficiencia, orden, en mirar para adelante y ser efectivos en el bien común, evitando la violencia, el egoísmo y las desigualdades.

El miércoles me fui a la oficina de Linkedin regional, sin una reunión agendada. En la recepción del edificio  trataban de ayudarme pero yo no tenía permiso. Al final con mucha simpatía y bien vestida logré saltarme el sistema y sacarme unas fotos en la oficina! Es genial, tiene un estilo desestructurado y divertido como Google, con comida gratis, gimnasio, juegos y es muy linda. 

En la casa de Martín, nuestro amigo uruguayo que visitamos en Malasia, vive una india muy simpática que alquila un dormitorio, nos convidó con delicias que cocina y nos dio buenos tips para India. Ella reside en Singapur y está un poco cansada de vivir en un país "sin alma" según ella, así que le hable de los encantos de Latinoamérica, su vida nocturna y gente divertida. Quedó muy entusiasmada para ir. 

El viaje a Malasia empezó con accidentes, perdimos el primer bus, había un tráfico kilométrico en la aduana y demoramos 9 hs (usualmente se demora 6), así que perdimos el vuelo a India. Nicolás cada vez cojea más y tiene el pie hinchado, me está preocupando. Las aventuras marchan de forma maravillosa, las desventuras recién comienzan. 

Les iré contando lo que pasó en Malasia, donde la estadía planeada era de dos días, pero duró dos semanas.