domingo, 25 de marzo de 2018

Cartas desde Japón

Kinkaku-ji, Golden Temple, Kioto.

¿Qué significa desarrollo y progreso? Desde el minuto uno en el que llegamos a Japón, sentí que estaba en el primer mundo, de verdad. Un lugar donde vi una educación del ser humano que no creí que existiera en el mundo. Una sintonía entre tres aspectos: material, intelectual y espiritual que forman una pirámide de perfección, de altos estándares. 
Una convergencia entre el mundo occidental, reflejado en la modernidad e indumentaria de Tokio, y el mundo oriental, más presente en los templos y tradiciones de Kioto. El orden, la limpieza y la puntualidad son las primeras señales de que todo funciona con una perfección milimétrica, en equilibrio y armonía, acompañado de una excelente vocación de servicio.


Una esquina en Shinjuku, uno de los barrios más transitados en Tokio
A las afueras del Palacio Imperial, Tokio.
Fushimi Inari-Taisha, el templo de las 10 mil puertas, Kioto.


Cherry Blossom, flores típicas de los jardines en Japón.

La experiencia única
Cada detalle es importante. En Japón entendí lo que es brindar una vivencia de calidad. Ir al baño es una experiencia representativa de la filosofía de vida nipona. Entras a cualquier baño público y está limpio, con jabón, papel y agua. Tienen muchos baños y no encontramos ninguno sucio, ni siquiera en los lugares de difícil acceso. En algunos casos, entras y la tapa se levanta. El water está calentito, hay una variedad de botones, funciones de bidet para hombres y para mujeres (con distinta inclinación del chorro de agua), desinfectante para limpiar y cisterna automática, entre otros botones que no supe descifrar para qué sirven. En algunos baños hay flores. Cualquier experiencia en Japón sorprende, toca los puntos imaginables y más. Es minimalista, simple, pero con puntos que cubren una necesidad y el buen gusto, todo esto hace que sea sofisticada. Así son todas las vivencias: desde entrar a un museo, la fila ordenada, los trenes, la gente servicial y respetuosa, un asistente en el supermercado explicándote con detalle, como si su misión en la tierra fuera ayudarte. La gente que te atiende te dice “arigató gozaimá” -gracias en japonés- tres veces, seguido de una pequeña reverencia. En los lugares públicos hay huellas impresas en el piso para indicarte donde debes esperar, las calles, parques y accesos a lugares está señalizado a un extremo para que lo siga un niño, o un lisiado, y los trenes y buses te dan información útil en cuatro idiomas. Para los amantes de la moda, los zapatos y la indumentaria japonesa, hace honor a esta cultura: diseños únicos, sobrios, elegantes y funcionales. La ropa para el frío es liviana pero abriga mucho. Quedé loca con los zapatos, no me imaginé que podían existir tantos diseños de zapatos hermosos, de tela, bordados, con perlas, elegantes, con taco medio y confortables.
El espejo de un baño del hotel.
La parte donde uno se mira está diseñada para que no se empañe.



El water tiene la tapa caliente y varios botones.
También un gel con limpiador  para dejarlo limpio luego de usarlo.

Continuará