lunes, 25 de enero de 2010

Arrrrranquen!


Lo primero que percibí de Santiago de Chile es que sus habitantes son como los uruguayos pero con un cambio acelerado. Es así que uno es pechado todo el tiempo por seres entre 1.55 y 1.75 que caminan apresurados como muñequitos a cuerda. Uno de los lugares digno digno de sentarse a contemplar cómo se pierde la educación civilizada es en el metro:
1- Se divisa el metro a la distancia: ("Prontos") Los chilenos caminan y se forman como un ejército romano.
2- El metro va llegando: Se compilan aún más. Las personas arquean su espalda y adelantan levemente su cabeza, colocándose en posición para correr.
3- El metro para: ("Listos") Se amontonan como hormiguitas en las puertas, manteniendo la posición de carrera.
4- Se abren las puertas: "¡Fuera!" Y salen disparados como caballos que compiten en un hipódromo. Una señora mayor grita porque quiere salir, pero se ve envuelta en el maremárum de personas que la arrastra de nuevo hacia el interior. Lo más gracioso es que una se ríe de la situación y te miran como si fueras una animal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

orientalita achilenada...cuánta aceleración...qué muchedumbre...cuánta alienación...qué vida agitadísima y estresante...pensar que la vida en nuestro solar es un oasis...disfrutemos entonces...cbg