Los chilenos tienen una capacidad asombrosa de cerrar un tema, de tal forma que cuando pasó, no se habla más. Es cierto que para seguir adelante y ser más productivos conviene concentrarse en lo que vendrá, pero en Chile esto parece ser una máxima. Era lunes y todos estaban callados en la oficina. De repente alguno tomaba café y se reía al comentar alguna anécdota, pero nada más. Los chilenos habían elegido el presidente el día anterior y parecía que el hecho no hubiera sucedido.
"¿Es que no van a hablar?", pensaba yo. Las horas corrían.
-Qué tranquilos estuvieron los festejos de Piñera- comenté. Nos metimos y salimos de la multitud como quien da una vuelta a la manzana.
-Ah, ¿fuiste también?
Pero la conversación no fue más allá de las diferencias con Uruguay en los festejos, si los candidatos se ven el mismo día, y contestarles quién es el presidente de nuestro país.
-El país no va a cambiar porque gane uno u otro candidato.
Y el tema se cerró. Tenían razón, pucha qué prácticos. Como uruguaya me quedé con ganas de discutir al menos sobre por qué se eligió a ese candidato, y sobre lo que pasó y tal vez sobre lo que podría haber pasado...
2 comentarios:
Amiga, asi es en Brasil tambien muchas veces... y confesso q me alegro mas q Uruguay. Obvio que en UY todos son mas politizados, pero verdad q muchas cosas no cambian por las charlas rebeldes de la gente. Jejeje, pero esto q hace rico el mundo, no? Las diferencias! TQM, te extraño! Besos, Anita
Claro que sí! Es que yo debo de notar más la diferencia jej. Un abrazo querida
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