sábado, 21 de abril de 2012

Abuela sureña


Isla Teja. Se cruza desde Valdivia en bote. XIV región, Chile.
Nené contempla con calma de abuelita (bisabuela exactamente), a su familia inmensa. Sus hijos, nietos, bisnietos, yernos y nueras festejan el cumpleaños de una de sus nietas. Ella tiene 9 hijos, todos nacidos y viviendo en Valdivia.

-Qué familia grande que tenés - le dije al verla tan contemplativa - Y qué linda.
-Sí, gracias a Dios todos son buenos hijos y tienen buena salud.

Nené recuerda los tiempos difíciles, cuando sus hijos eran pequeños. Cuando tenía 16 nació su primogénita, y a los 31 años, enviudó. Su esposo, el amor de su vida, le fue arrebatado  en un accidente. Su familia salió adelante y hoy la disfruta plena, con calidez sureña característica del lugar. Su hogar rebosa de bullicio infantil, seguido de risas juveniles y adultas, que ya han ido migrando del nido. Ahora los ojos oscuros de la abuela traslucen muchos años de vivencias y sabiduría, junto con su caminar cansino y las manos arrugadas de movimientos afectuosos. Me quedé contemplándola por la paz y felicidad que trasmite.

-Me gustaría estar un poco sola, ya es hora - se ríe Nené con ternura. Su nieta, que cumplía años, está contenta con el regalo de su abuela. Es una blusa tejida verde agua intenso. Sus otras nietas se sientan en su falda y le dan sugerencias sobre cuál será el próximo tejido. Nené las escucha, les sonríe, y planifica una vez más su labor de abuela.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cuánta ternura para con los más pequeños y los más "viejos" encierran todos tus relatos de vida!Derramas a tu paso,amabilidad,generosidad,amor,toda una actitud de vida.tqm.cbg