miércoles, 3 de abril de 2013

De película

A que si se fuerza el ridículo nunca sale tan bien. Mejor dejarlo seguir.
Foto: Lucía Lin.

-Una película pinta genial - dice una uruguaya a una chilena, después de un día de turistas rurales. El plan de improviso es el cine del mall Costanera, sin baño ni producción mediante. 
Camino al centro de la fila, la chilena tropieza entre butacas apretadas y pop saltarín. La uruguaya vuelca su matera. Aún no se han sentado y ya son el centro de los ojos nocturnos. 
Me están haciendo una joda para la TV, pensó seguramente la joven asombrada por el bulto volador no identificado que le cayó encima.
 
-Disculpame - le pide la uruguaya a la joven, intentando no reirse.
 
Sorteando la avería, las mujeres se sientan a mirar el trailer... ¿o son los créditos?
 
-Está lleno de niños - dice la chilena, mirando con curiosidad...
 
-Permiso, permiso - las amigas se paran de nuevo en equilibrio entre rodillas imperantes, y risas no disimuladas en la oscuridad cinéfila. Ana Karenina las esperaba en la otra sala.
La película pintaba genial. Con su glamour de turistas campesinas, terminaron la noche en conversaciones random, en el Hard Rock del Costanera entre jóvenes maquilladas, hombres perfumados y diversión civilizada. 

3 comentarios:

Ed dijo...

¿Estaban borrachas?

Natilla dijo...

jajaja claro que no!!

Ed dijo...

Jaja!! Será?