Llega ruidosamente, para, gente enloquecida y que echa humo..., sigue su camino. El metro es un abanico de amargura hasta risas contenidas para los paseantes en Santiago. Les describo algunos de sus personajes:
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Después de todo, mis hermanos quedaron encantados con el metro de Santiago. Foto: Romina Hernández. |
-El que no se suelta nunca
del fierro del medio, los demàs le piden permiso, pero el tipo sigue
firme como esperando ser el salvado si hay un accidente.
-El que entra feliz, a pesar de que somos 80 personas en un mismo
vagón, todos amasijados como morcilla. Aunque no hay espacio
para el humor, el tipo igual se la tira de gracioso y las risas empiezan a contagiarse dentro del vagón.
-El que entra amargado, empuja a
todo el mundo, a pesar de que YA NO HAY LUGAR. Pero insiste en que él sí
cabe en el vagon, se pelea con otro, el otro lo empuja, todo el mundo
se enoja, y viajan todos amargados.
-Una versión más graciosa de éste último, es el que está convencido de que puede caber en ese espacio entre el brazo de la gorda que está a punto de caerse afuera del metro y la cola de la joven que está aplastada contra la puerta. Se mete con un 20% del cuerpo adentro del metro mientras espera parado y empujando silenciosamente, esperando que la puerta se curve para no aplastarlo.
-El payaso que mira a los que se quedaron fuera del metro con cara de "me aplastan las tripas" y todos afuera se ríen.
-El que apesta o se tira un gas hediondo manteniendo su culpabilidad en el anonimato.
-El que se duerme
colgado de las manillas y abre la boca manteniendo su inercia onírica cuando el metro para.
-El que repite con la grabación en cada estación del
metro: "se inicia el cierre de puertas".
-La que va con un bolso
gigante, un cochecito de bebé y un gordo por marido que ocupa el espacio
de tres ("al fondo que hay lugar queridos").
-El que se queda pegado a la puerta a pesar de que sabe que es
el último que se va a bajar.
-El niño asfixiado que lucha por subirse a los brazos de su madre. A veces chilla como un condenado, sumándose al chirrido del timbre.
-La pareja que no para de amasijarse en una esquina entre el asiento y la pared del metro.
-El borracho que pregunta mil veces donde se tiene que bajar (y dice más boludeces por minuto...).
-La pareja que no para de amasijarse en una esquina entre el asiento y la pared del metro.
-El borracho que pregunta mil veces donde se tiene que bajar (y dice más boludeces por minuto...).
Sin dudas el metro es un lugar para emputecerse de rabia o reirse largo y tendido. ¿Conocés a algún otro personaje?
PD: Agradezco a mi amiga uruguaya Natalia Lage que describió muchos de los personajes con comicidad muy creativa.
3 comentarios:
Donde dejas esa situación en donde vas con el tiempo ajustado para el trabajo, y al metro se le da por parar a mitad de camino en todas las estaciones?
cuando todos van apretados, no falta el que aprovecha esta circunstacia y se le arrecuesta a alguna mina ( lo he hecho jeje)
Humorística descripción de una situación vista desde fuera o a la distancia,pero estresante para el que la vive a diario.Es como la vida,se la aprende a disfrutar o se la sufre,cuestión de actitud.El suceso no cambia,viajar en metro.cbg
Tal cual, muestrario móvil de la caracterología humana existencial expresada en abanico desde lo amargo a lo risueño, expresiva de la lucha titánica y sin renuncias en la disputa por la fracción de tiempo y de la micra de espacio. Loca confron-tación tratando de ser "primero yo" en la conquista de la llegada a casa adelantada.RAHI.
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