sábado, 17 de marzo de 2012

Las piñatas de los niños

Casi me había olvidado los ojos de la ingratitud que rebuscan en las bolsas de la basura. En las calles providencianas y de la clase acomodada santiaguina, es difícil ver a una persona indigente, con harapos, revolviendo el basurero. La madre, con el padre y los tres niños. Los niños jugaban felices como si acabaran de romper tres piñatas de cumpleaños y estaban ansiosos por encontrar su sorpresa antes de que se hicieran las 10 de la noche y su barriguita empezara a gruñir. La madre los seguía, hablando animando a romper más, aislados en su mundo de bolsas y transeúntes y vehículos que seguían su camino a casa.
La sonrisa del niño más pequeño se dibujó entre la suciedad que empañaba su carita.
-¡Mira mami! -El pequeño había encontrado una pelota. La apretó entre sus manos, la miró como si así fuera a poseerla, se la metió en la boca y se recostó feliz, entre el montón de bolsas plásticas, mientras su familia continuaba rebuscando entre las bolsas, para darles su cena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hermosa y conmovedora descripción de la inocencia de las almas cándidas, incapaces de expresar el más mínimo resabio surgido de la adversidad y expresivas a la vez, de la actitud heroica plena de alegría por el disfrute lúdico de los juguetes=residuos. Extraña visión de la realidad desigual, descarnada y cruel, pero a la vez, llamado a la conciencia para hacer algo a partir de la mancomunión de esfuerzos que los padres reflejan instintivamente. Ojalá sea esperanza lo que está expresando la sonrisa del niño y sus ganas de jugar.RAHI.