miércoles, 16 de marzo de 2011

Río merece más de un post

Cristo Redentor visto desde el Carnaval. Río de Janeiro, Brasil.
Una humedad densa entraba en mis pulmones. Cuando llegué a Río de Janeiro un espinazo desde el cuello me sacudió la espalda. Vivi una mezcla extraña de desigualdad morena y alegria rubia  en una fusión casi violenta. Un chico amenazante me exigía 50 reales, y todos veian sin hacer nada. Cuando viajaba para la casa de Gabriela sentí que iba en la montaña rusa. El ómnibus saltaba y hacia unos virajes tan violentos que los pasajeros se balconeaban para todos lados aferrándose a lo primero que encontraran para no caer por el pasillo. El ómnibus iba por ese camino salvaje que impedia ver el fondo de la ciudad, verde tropical. Fantaseé que estaba viajando en una liana, miré la calle, se me dibujaban monos multiraciales que subian y bajaban de la flora espesa, y se internaban en ella. Río me daba su bienvenida, tropical, caliente, húmeda, hermosa, alegre, multicultural, maravillosa. Me apronto para vivir el carnaval.

Foto: La estatua del Cristo Redentor. Es una de las siete maravillas del mundo moderno y es el Cristo más grande del mundo. Con mi amiga Tamires decíamos que era necesario un Cristo de tal tamaño para que perdone los pecados de la ciudad maravillosa.

3 comentarios:

Tamires dijo...

Xime, tuviste una recepción intensa como todo es en Río...esta ciudad me encanta y me asusta a cada rato con su caos, su gente, su pasión... Solamente un Cristo tan grande podría bendecir a tanta locura...

Anónimo dijo...

Alucinante descripción de tu llegada.¡Qué recibimiento el de RIO:cálido,húmedo,caótico,por momentos terrorífico,pero a la vez grandioso y deslumbrante.
Espero lo hayas disfrutado.
Por algo la llaman ciudad maravillosa......cbg

Anónimo dijo...

Se aprecia tu disfrute en la descripción de la diversidad y los contrastes de esa lujuriosa naturaleza. RH