jueves, 1 de julio de 2010

Fiebre mundialera

El mundo mira a Sudáfrica. Corazones latiendo, gritos emocionados, y no falta el rezo del que se vuelve creyente. Traspiran la camiseta (la camisa del trabajo en realidad), los ánimos vuelan por el cielo, y sus vidas se rigen por la pelota. El santo gol es causa de cualquier interrupción. La ley de productividad se mide por las piernas de los jugadores que se acercan al arco como alas de querubines y nos estresan con un "uffffff" o nos llevan al paraíso con un "gooooool". Dos jefes diagraman teorías  futbolísticas como buenos doctores. Y una amiga manda una cadena de unos jugadores guapísimos entre los que están Forlán y Lugano. Los árbitros son diablos, los entrenadores santos, y los punteros estrellas son dioses. Aprovechemos que los ánimos están en el paraíso... o en el infierno después de las pérdidas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

QUERIDA NATI.me encantó tu estilo literario al describir esta fiebre futbolera que poquito a poco nos ha ganado a todos.
Santos,dioses...o demonios según la ocasión.¡Así,tal cual! cbg

Anónimo dijo...

QUERIDA NATI.me encantó tu estilo literario al describir esta fiebre futbolera que poquito a poco nos ha ganado a todos.
Santos,dioses...o demonios según la ocasión.¡Así,tal cual! cbg