Y allá ibas con tus carteles fluorescentes a impartir justicia. Ahora tendrán que pagar. Claro que sí, todos los villanos pagan.
Un modelo de ética independiente del partido político que pertenecías y del gobierno para el que trabajabas. Un funcionario público que hacía las cosas bien. Y ahora nos dejas, Zeta. ¿A quién entregarás tu capa? Te quedaste sin trabajo y casi sin partido, pero necesitabas descansar. Oh, sí, la tarea de héroe es ardua con los pesos pesados. Pero el peso parecía no importarte a ti, que nunca te entregaste a los pesados por unos pesos más, aunque te acusaron desde tus propias filas por ello. Zeta, justo te vas ahora que la justicia, arma de doble filo para ti, te dio la razón y cayó el grande con quien venías luchando hace más de un año. Querías ganar. Lo conseguiste. Mejor retirarse cuando se está en la cima de la montaña, ¿no? Así serás recordado como héroe, como el gestor de un cambio no político.
El peso de la reforma en tus hombros es difícil de acarrear. ¿Piensas postularte en política? Creo que en más de un partido te abrirán las puertas. ¿A quién quieres que le mandemos un piquete? ¿A los grandes de La Pasiva y de Tienda Inglesa? ¿A Eguren que te bajó el hacha? ¿A Fernández que defendió a los que tú hábilmente pusiste en la guillotina? ¿A Batlle que te echó del partido al decir que ya no eras bienvenido?
Basta. Tú nunca quisiste esa personificación. Un director de rentas debe tener bajo perfil. Aunque si le miras el lado positivo, te creaste una figura casi mítica. En un país desilusionado con la política, emerges de las tinieblas de la crisis y con tu puño en alto dejas pasar la luz. Pero ahora te sacas la capa que a la fuerza te pusieron.
¿Ya llegaste a la Z, “Z”? Ahora comienza una nueva etapa. Te vi de vaqueros en una foto del diario y con una sonrisa distendida. Renunciaste como héroe, pero tu marca quedó. Incriminaste
a la viveza criolla y forjaste una cultura de que es un deber pagar impuestos, no una prueba para sortear. “Se acabó eso de que acá no pasa nada”, dijiste.
El camino está abierto. Cambiaste las reglas del juego. Esa es tu marca.
Adiós Zeta. La puerta quedará abierta. Si no te animas a reaparecer, puedes volver con capa y antifaz.