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Desfile del Carnaval de Barranquilla, Atlántico. Colombia. Foto: Sara Concha. |
Barranquilla carnavalera, de aire pueblerino con tus edificios bajos y andar cadencioso.
De gente alegre, de risas picarescas,
salsas y vallenatos,
marimondas payasescas, retratadas en las remeras,
congos elegantes, el rojo invade tus polleras largas y decora con flores los cabellos femeninos.
Tus comparsas desfilan al aplauso
de tu gente jolgoriosa,
al compás de millo y garabato, encantan a tus visitantes con energía.
Barranquilla animalesca, tu regla es que las reglas no existen para cumplirse.
Da lo mismo si lo dice el
policía, los vehículos traspasan por la
derecha
y las motos zigzaguean atrevidas en un concierto de bocinas y guacherna.
Tus ómnibus paran ante un brazo levantado en la mitad de la calle.
Si quiero una rumba móvil, me
subo entre los pasajeros,
Que al tun tun del traqueteo, nos
sacuden como pandereta de carnaval.
El arte de tu caos urbanístico es
parte de tu encanto.
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La Troja, una esquina de Barranquilla donde los jóvenes rumbean durante largas jornadas. |
Barranquilla, mini Río de Janeiro
caribeño, con palmeras y avenidas de viento,
Brillas con luces fluorescentes
amarillas y fucsias, en tus noches de febrero.
La reina de los sombreros “vueltiaos”
que protegen de tu sol castigador y pegajoso,
y albergas el Estadio principal
de Colombia en esa selva de calor.
Vistes con ropa raída a tus costeños,
apasionados y amorosos.
Tres palabras basta y a bailar “pegao”
con la “vieja” se ha dicho.
Ciudad burbujeante, alma patrimonial de tu país,
mantenete hermosa mientras recibes tu próximo carnaval.
(Continuará)