Glaciar Perito Moreno, Patagonia Argentina. |
Escribir es una manera traviesa de romperle los bolsillos al tiempo y perderle sus horas.
Tal vez es un impulso demoníaco incontrolable,
para convertir los amores en escritura, como hacía Henry Miller.
Escribo los paisajes de mis viajes,
o el viento marino que trato de robar en cada uno y retenerlo en mis pulmones.
Retratar recuerdos únicos en la memoria,
o personas desapercibidas que valen la pena para este mundo.
El rocío matutino mecido por olas blancas, baña los pies de los turistas,
las palabras se dejan caer en las almas inesperadas como botellas al mar.
Aroma a flores y canela, sol de invierno inspirador de letras.
Pétalos quemados, soplo de un silbido envuelto en canción, que miro sin apuro.
Escribo condensando la cultura entera de los simples mortales,
de las sonrisas en las calles uruguayas salpicadas de rambla,
o de las montañas frías nevadas de Chile.
Escribo en el idioma perfecto para la poesía.
Tal vez porque creo que te gusta. O para encontrarte.
Y hacerle trampa al tiempo.